La juventud sorda ha de contar con espacio dentro de las asociaciones para la interacción, la gestión y la transferencia de conocimiento. Es importante reconocer y apoyar las luchas y las necesidades de los y las jóvenes dentro del movimiento asociativo de la comunidad sorda puesto que ellos también están llamados a ser agentes de cambio social.
Si bien la WFDY da directrices de trabajo, es importante que los jóvenes organizados asociativamente las conozcan y las adapten al contexto del país así como deben darse a la tarea de conocer e interpretar su contexto para organizarse en como movimiento en cuanto a necesidades, acciones, aliados y medios para conseguir el cambio que desean.
Las familias, los docentes sordos, modelos lingüísticos y los profesionales en educación infantil son aliados estratégicos para transmitir los valores y la cultura sorda así como fomentar la participación de niños, niñas y adolescentes sordos en las asociaciones de sordos como espacio de interacción, construcción de comunidad y formación de liderazgos afirmados en la autonomía y la gestión organizada y estratégica con aliados, públicos y/o privados, para la incidencia política para transmitir no sólo las necesidades propias sino también visiones de cambio y propuestas para la transformación social.
Finalmente, los comités de jóvenes al interior de las organizaciones de sordos así como la Comisión Nacional de Juventud Sorda (CNJS) enfrentan un reto de corto plazo en el fortalecimiento de conocimientos y competencias que les permitan incidir en la política pública que les afecta así como hacer saber sus necesidades y presentar iniciativas de acción al movimiento asociativo sordo y a las entidades gubernamentales nacionales, territoriales y locales.
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