La planeación lingüística de la LSC ha tomado mayor reconocimiento y apropiación dentro y fuera de la comunidad sorda en los últimos recientes. Por ello es necesario continuar trabajando de manera articulada en el posicionamiento de los discursos en las asociaciones de Sordos y sus líderes en relación con el estatus de la lengua, los derechos lingüísticos y la lengua como elemento cultural unificador e identitario sin por ello desconocer la diversidad inherente al ser sordo y a la lengua.
Así mismo, la comunidad Sorda, a través de sus asociaciones y la Federación, debe organizarse para visibilizar, conocer y reconocer las percepciones y opiniones desde la discapacidad y las comunidades étnicas frente a la comunidad sorda y la LSC. Dicho esfuerzo debe contar con la participación de aliados de la comunidad así como entidades gubernamentales que puedan aportar al debate y a la transformación de imaginarios y el mejoramiento del estatus y las actitudes frente a la LSC como lengua natural de la comunidad sorda que históricamente ha sido minorizada desde contextos médicos, educativos y gubernamentales.
De otro lado, en el marco de la Ley 2049 de 2020 resulta imperativo que la comunidad sorda asuma un rol de liderazgo frente a la implementación de la política de planeación lingüística de la LSC, para lo cual debe articularse y convocar a diversos actores públicos y privados de orden nacional y territorial. En este sentido, un primer paso es que la Ley sea traducida a la LSC y se socialice con la comunidad sorda pues desde su promulgación son pocas y limitadas las iniciativas en esta dirección y es una condición necesaria para que la comunidad desde sus líderes y asociaciones se vincule más activamente en la incidencia para su reglamentación.
La política y la planeación lingüísticas deben incorporar los procesos con las familias, en la educación superior, la academia así como aunar esfuerzos y realizar acciones dirigidas al cambio de actitudes frente a la LSC como lengua viva, que evoluciona de la mano con la comunidad sorda, diversa e históricamente minorizada y estigmatizada ante enfoques médicos y rehabilitadores de la sordera que a la fecha siguen reproduciéndose no sólo contra la lengua sino contra sus usuarios naturales, las personas sordas.
No obstante, no es suficiente con la creación del Consejo Nacional de PL-LSC tal como lo establece la Ley 2049 de 2020, la comunidad Sorda representada por sus asociaciones y FENASCOL debe crear estrategias y acciones de intervención con aliados para la apropiación de conocimientos sobre la lengua de señas y su planeación lingüística que fortalezcan y complementen las acciones que ha desarrollado a lo largo de los años la comunidad Sorda en los ejes planteados por la ley: protección, adquisición, modernización y estandariación. En este sentido, un actor estratégico para acercarse e incidir es el Consejo de Lenguas Nativas del Ministerio de Cultura.
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